Decisiones
Así inició la comida rápida. Autor: DPA Fecha: 2015-04-10
Antes de que McDonald's se convirtiera en sinónimo de
hamburguesas existieron los hermanos McDonald: Richard ("Dick") y
Maurice ("Mac") se mudaron a finales de los años 20 desde New
Hampshire a California para probar suerte como empresarios. Su objetivo: conseguir
juntar su primer millón de dólares antes de cumplir los 50 años. De que lo
lograron no cabe duda, pero además, por el camino cambiaron para siempre la
cultura gastronómica mundial.
Todo empezó con la hamburguesa de 15 centavos. En 1948,
los hermanos ya gestionaban un exitoso restaurante "drive-in" en San
Bernardino, una localidad que en aquel entonces tenía una población
mayoritariamente de clase obrera. El negocio iba bien, pero los hermanos
McDonald pensaron que podría ir aún mejor.
Así, decidieron renunciar a las camareras que acercaban la
comida a los vehículos de sus clientes y reformaron la cocina hasta convertirla
en una especie de escaparate de platos precocinados con autoservicio, que se
vendían al otro lado del mostrador. Había nacido el concepto "fast food"
(comida rápida) que revolucionaría el mercado de la restauración.
Los hermanos McDonald se inspiraron en el Fordismo, que ya
había cambiado por completo la industria del automóvil: se introdujo un sistema
de producción en cadena, llamado "Speedee Service System", de manera
que los empleados sólo tuvieran que intervenir en contadas ocasiones en el
producto final. Además, el menú se redujo notablemente y dejaron de estar
permitidas las peticiones personales: hamburguesa, "cheeseburger",
batidos y refrescos, además de leche, café, chips o pasteles completaban toda
la carta. Las papas fritas que hoy tanto se venden no fueron introducidas hasta
1949.
Dick McDonald se ocupó de que el nuevo negocio tuviera un
diseño adaptado a sus necesidades. Así, optó por baldosas blancas y rojas y un
par de arcos dorados, con los que creía que el local sería más llamativo. Los
arcos dorados se convirtieron en una M que acabaría siendo el famoso logo de la
marca.
El concepto de negocio desarrollado por estos dos hermanos
resultó revolucionario. En los años 50 se produjo un florecimiento con ocho
restaurantes de comida rápida en el suroeste de Estados Unidos y en torno a una
veintena que utilizaban el sistema de los McDonald. La enorme demanda de
batidoras despertó el interés del representante de empresarios Ray Kroc, quien,
sorprendido por la cantidad de pedidos que recibía, partió a California para
conocer de primera mano el fenómeno "fast food". Allí captó el
potencial de la idea y convenció a los hermanos para que lo convirtieran en
encargado de franquicias y expandirlo.
El 15 de abril de 1955, hace ahora 60 años, Kroc abrió en
Chicago la primera filial de la empresa, que después se convertiría en la
McDonald's Corporation y, con ello, en el mayor grupo de negocios dedicado a
las hamburguesas del mundo. En 1959 ya había unos 100 restaurantes McDonald's
en Estados Unidos.
Sin embargo, a Kroc no le fue demasiado bien con los
hermanos McDonald's, quienes en un principio no tenían ninguna intención de
expandir su negocio. Éstos acabaron vendiendo por otro lado los derechos de
negocio, y la colaboración resultó claramente complicada. En 1961, Korc se
libró de los hermanos por 2.7 millones de dólares, lo que acabó siendo una
buena inversión: poco después, la cadena haría ganancias millonarias y salió a
bolsa en 1965.
Dick y Mac McDonald sólo se quedaron con el local
original en San Bernardino. Tras la ruptura con Kroc, ni siquiera podían usar
su propio nombre, así que se decidieron por la marca "Big M". Los dos
frentes se enconaron tanto que Kroc ni siquiera dejó que quedara ese negocio, y
el local de los McDonald acabó cerrando. Los dos hermanos lograron su objetivo
del millón de dólares, pero al final fracasaron a la hora de controlar el éxito
de su concepto.
Cuando comencé a leer esta historia, pensaba publicarla para
animar a personas a perseguir sus sueños y usar sus talentos para algo
provechoso, lo cual es fuente de agradecimiento al que los obsequió y a quien
que rendiremos cuenta de ellos. Pero a medida que avanzaba con la lectura,
reflexionaba sobre cómo esto es similar a cuando como creyentes nos desviamos
por distracciones de otras personas que se nos acercan a ofrecernos algo
"mejor". Dios ha puesto en el hombre y la mujer algo llamado discernimiento
entre el bien y el mal, acompañado de libertad de elección para que entonces
una vez decidas algo no digas, "no supe qué era lo bueno por hacer en este
caso y me equivoqué" cuando en realidad lo que pasó es que obviaste esa
vocecita interna que te decía "no lo hagas así".
La diferencia en que todo termine bien o mal está es que
hagamos lo que la voz de Dios en nuestro ser nos oriente. Nunca digamos que no
entendimos esa voz, sino más bien pidamos mayor claridad y valentía para
entender y actuar en base a su recomendación. Todos sabemos cuándo lo que oímos
está bien, y cuando es lo contrario. Si no, pidamos ayuda al mismo Dios.
Todos los días se puede practicar esto que parece difícil,
pero que solo se aprende y domina sobre la marcha. No te rindas. No tienes que
acabar como los hermanos McDonald.
© Grethel Collins
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