Para llegar a vos sólo faltaba yo
Hoy mientas me hablabas rodaban las lágrimas sobre mi cara inundada de la emoción de saberte cerca, tomando mi mano: No sabía si darte gracias o darte un beso, abrazarte.
Solamente pude amarte.
Sequé mis mejillas y me di cuenta que mi corazón latía más calmo, como intuyendo que estaría bien después de este intento atroz de mi tristeza de dejarme sin respiración. Son esos momentos cuando más te adoro y quiero dedicarte mi canción. Pero no me sale nada, me quedo callada de la boca hablándote con el alma, y si una canción ajena cruza mi añil mirada la entono a toda voz con mi agradecimiento espontáneo y siento entonces que ya no voy sola por esas calles, paseando por las esquinas donde van las historias de sal y de miel guardadas en cajitas multicolores.
Si no es que te llamo porque preciso hablarte es que te me aparecés porque me querés ver, entonces estamos tal cual enamorándonos una vez tras otra, vos escuchándome y yo llorándote el sentimiento, o como en otras ocasiones cuando nos toca la devoción y no hacemos más que vernos a los ojos con el brillo de este amor eterno.
Yo he estado desde siempre para vos y no me había dado cuenta y sin embargo siempre has sido para mí sin que yo lo notara. Ahora es cuando entiendo como llegué hasta vos, me cortejaste tan sigilosamente, Amado, que condujiste mis pasos para encontrarse con los tuyos y con tanta perfección... porque sabías antes que todo el mundo que yo no tenía otro destino más que ser tuya, por más que me resistiera.
¨ Dios mío, con lindas palabras me llamaste, y yo acepté tu invitación.
Eres más fuerte que yo, y por eso me convenciste.¨
Jeremías 20:7 (Traducción en lenguaje actual)
Comentarios
Publicar un comentario