Dulce danza vespertina

Oh, Dios cuánto te amo
inconfundiblemente escucho tu voz
enamorándome, y yo muriendo de amor
presa en tu amor.

Sigue, sigue, no dejes nunca de hablarme
así, toma el control, en medio de esta alabanza

Oh, en mi corazón hay una fuente que salta para vida eterna

Que todo lo que mi boca cante, y lo que mi alma te diga
atraiga tu atención, que inclines tu oído y rías al verme
mi espíritu danza para ti, perdida en adoración.

© Grethel Collins

Comentarios

Entradas populares